Cada vez que te veo intento no caerme cuando repaso nuestras noches revueltas y me da flojedad de piernas recordándote armada y organizada en nuestras guerras de almohadas,
con tu punto de soldado,
tan seria que te ponías extremadamente bonita apretando los labios para que todo te saliera con más precisión.
Y ahora cuando hablo de ti, se me agranda la boca y se me encoge el corazón y me da por decir verdades como puños y alguna que otra mentira piadosa por eso de compensar la balanza en la idolatría.
Y ahora cuando hablo de ti, se me agranda la boca y se me encoge el corazón y me da por decir verdades como puños y alguna que otra mentira piadosa por eso de compensar la balanza en la idolatría.